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Foto del escritorDra. Cristina Iuga

Desigualdad Encubierta: Distribución Discrecional de Recursos en la UAM Xochimilco

La crisis de integridad y transparencia en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) parece no tener fin. La asignación discrecional de recursos a investigadores mediocres y la negación de apoyo a aquellos con una sólida trayectoria y resultados es un aspecto profundamente inquietante que se manifiesta de manera constante.


La investigación científica y académica debería ser el corazón latente de cualquier institución educativa, donde los recursos se distribuyan de manera justa y basada en méritos. Sin embargo, en la UAM, parece que los fondos son despilfarrados en proyectos con resultados dudosos y/o mediocres, mientras que a los investigadores que han demostrado una dedicación incansable y han obtenido logros notables se les niega el respaldo necesario.


Es profundamente frustrante ver cómo investigadores con un historial de excelencia y publicaciones de calidad se enfrentan a obstáculos para acceder a recursos y apoyo. La falta de reconocimiento a estos esfuerzos sienta un precedente alarmante y desmotivador para aquellos que buscan destacar en su campo. El hecho de que investigadores con verdadero potencial sean ignorados o relegados es una mancha en la reputación de la UAM.


Un ejemplo de esta problemática se manifiesta en la experiencia personal de quien suscribe, profesora investigadora titular C de tiempo completo adscrita al Departamento de Sistemas Biológicos de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de la UAM Xochimilco. El hecho de ser ignorada, no tener un espacio de trabajo, ni acceso a los recursos necesarios es un testimonio palpable de cómo la falta de reconocimiento y apoyo puede afectar la carrera académica y profesional de un investigador.


Desde mi ingreso a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco en el año 2013, he experimentado una desoladora realidad en cuanto a la asignación de recursos. En este período, no se me ha otorgado ni un solo peso, ni se me ha proporcionado ningún tipo de recurso, ni siquiera se me ha brindado acceso a viáticos para participar en congresos o eventos científicos especializados. En un contraste marcado, he observado que la mayoría de los profesores investigadores, a pesar de tener resultados científicos mediocres en el mejor de los casos, disfrutan de privilegios y beneficios que les son otorgados con discrecionalidad, porque son "cuates" del Jefe de Departamento.


Una sombra de inequidad y desigualdad se cierne sobre mi experiencia en la UAM Xochimilco. Mientras que otros miembros de la comunidad académica parecen gozar de ventajas y facilidades para su desarrollo profesional, yo he tenido que sufragar personalmente los costos de mi participación en congresos y eventos científicos. Esta disparidad es aún más desconcertante cuando se considera que los resultados científicos de muchos de estos mismos profesores se sitúan en un rango meramente mediocre.

Es difícil no sentir una profunda sensación de desánimo y desamparo ante esta situación. La falta de reconocimiento a los esfuerzos y contribuciones genuinas, y la negación de recursos necesarios para el crecimiento académico y la participación en eventos clave, plantean cuestionamientos acerca de la equidad y los valores que deberían ser fundamentales en una institución educativa de renombre.


Este tipo de trato es inaceptable en una institución educativa que se supone que debe nutrir y fomentar el talento y el esfuerzo. La falta de igualdad de oportunidades y el desperdicio de recursos en proyectos que no contribuyen significativamente a la comunidad académica es un llamado urgente a la acción.


La UAM en general y el Departamento de Sistemas Biológicos de la UAM Xochimilco en particular deberían reevaluar sus prácticas y prioridades. La asignación de recursos debe basarse en méritos y logros reales, y los investigadores con potencial deben ser respaldados y apoyados en su búsqueda de conocimiento y avance científico. La falta de reconocimiento y apoyo a los investigadores talentosos no solo es perjudicial para ellos, sino que también debilita la integridad y la calidad de la educación superior que la UAM debería representar.


El momento de la reflexión y el cambio es ahora. La comunidad académica y la sociedad en general exigen una UAM que esté a la altura de su potencial, una institución donde la excelencia y el respeto a los derechos de todos prevalezcan sobre intereses personales y decisiones cuestionables. Es hora de redefinir el rumbo y hacer que la UAM sea verdaderamente un bastión de conocimiento y equidad en México.




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