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La química del veneno de las plantas

Actualizado: 25 mar

Explora los compuestos químicos tóxicos producidos por algunas plantas y cómo han sido utilizados tanto en la medicina tradicional como en la investigación científica.

Índice de contenidos

  1. Introducción: La química defensiva de las plantas

  2. Ricina: El inhibidor letal de la síntesis de proteínas 2.1. La planta del ricino y su potente toxina 2.2. Mecanismo de acción de la ricina 2.3. La ricina B: Un inhibidor natural de la ricina

  3. Adelfa: Veneno para el corazón 3.1. Los glucósidos cardíacos de la adelfa 3.2. Alterando el equilibrio iónico en las células cardíacas 3.3. Toxicidad y dosis letal

  4. Cicuta: El veneno de Sócrates 4.1. La cicuta y sus alcaloides tóxicos 4.2. La coniína y la inhibición de la acetilcolinesterasa 4.3. Parálisis muscular y muerte por asfixia

  5. Venenos ocultos en nuestros alimentos 5.1. La solanina en las patatas 5.2. Efectos tóxicos de la solanina 5.3. Prevención de la acumulación de solanina

  6. De la toxicidad a la terapia 6.1. La digitoxina: Un glucósido cardíaco medicinal 6.2. La vincristina: Un alcaloide contra el cáncer 6.3. Beneficios terapéuticos de los venenos vegetales

  7. Conclusión: La química defensiva como fuente de conocimiento



1. Introducción: La química defensiva de las plantas


Las plantas son organismos sésiles que han desarrollado diversos mecanismos de defensa química para protegerse de depredadores herbívoros, patógenos e incluso de la competencia con otras plantas [1]. Estos compuestos químicos, conocidos como metabolitos secundarios, desempeñan un papel crucial en la supervivencia y la adaptación de las plantas a su entorno [2].


Los metabolitos secundarios son productos del metabolismo vegetal que no están directamente implicados en procesos esenciales como el crecimiento, el desarrollo o la reproducción [3]. Sin embargo, estas moléculas complejas confieren a las plantas ventajas adaptativas al actuar como repelentes, toxinas o inhibidores del crecimiento de otros organismos [4].


La producción de estos compuestos defensivos puede ser constitutiva, es decir, estar presente en la planta de forma constante, o inducida por factores externos como el estrés biótico o abiótico [5]. Algunos ejemplos de metabolitos secundarios con funciones defensivas incluyen los alcaloides, los glucósidos, los terpenos y los compuestos fenólicos [6].


Referencias:

[1] Taiz, L., Zeiger, E., Møller, I. M., & Murphy, A. (2015). Plant physiology and development. Sunderland, MA: Sinauer Associates. https://doi.org/10.1071/9780878938568

[2] Hartmann, T. (2007). From waste products to ecochemicals: Fifty years research of plant secondary metabolism. Phytochemistry, 68(22-24), 2831-2846. https://doi.org/10.1016/j.phytochem.2007.09.017

[3] Bourgaud, F., Gravot, A., Milesi, S., & Gontier, E. (2001). Production of plant secondary metabolites: A historical perspective. Plant Science, 161(5), 839-851. https://doi.org/10.1016/S0168-9452(01)00490-3

[4] Wink, M. (2003). Evolution of secondary metabolites from an ecological and molecular phylogenetic perspective. Phytochemistry, 64(1), 3-19. https://doi.org/10.1016/S0031-9422(03)00300-5

[5] Mazid, M., Khan, T. A., & Mohammad, F. (2011). Role of secondary metabolites in defense mechanisms of plants. Biology and Medicine, 3(2), 232-249. https://www.biolmedonline.com/Articles/Vol3_2_2011/Vol3_2_25_BMBR.pdf

[6] Lattanzio, V., Lattanzio, V. M., & Cardinali, A. (2006). Role of phenolics in the resistance mechanisms of plants against fungal pathogens and insects. Phytochemistry: Advances in Research, 2006, 23-67. https://doi.org/10.81/phytochem.2006.023


2. Ricina: El inhibidor letal de la síntesis de proteínas


2.1. La planta del ricino y su potente toxina


La planta del ricino (Ricinus communis) es una especie perteneciente a la familia Euphorbiaceae, originaria de África tropical y ampliamente cultivada en regiones cálidas de todo el mundo [1]. Esta planta es conocida por producir una de las toxinas vegetales más potentes: la ricina.


La ricina es una proteína inactivadora de ribosomas de aproximadamente 65 kDa, presente en las semillas de la planta del ricino [2]. Se estima que una dosis de tan solo 0.5-1.0 mg de ricina purificada por vía intravenosa o aerosol es letal para un adulto humano [3].


2.2. Mecanismo de acción de la ricina


La toxicidad extrema de la ricina se debe a su mecanismo de acción, que inhibe la síntesis de proteínas en las células eucariotas al dañar de manera irreversible las subunidades ribosómicas 60S [4]. La ricina está compuesta por dos cadenas, A y B, unidas por un enlace disulfuro.


La cadena B se une a los receptores de superficie celular, permitiendo la internalización de la toxina mediante endocitosis [5]. Una vez dentro de la célula, la cadena A es transportada al citosol, donde actúa como una N-glucosidasa, eliminando un residuo de adenina de la subunidad ribosómica 28S del ribosoma 60S [6]. Esto inactiva los ribosomas, impidiendo la síntesis de proteínas y conduciendo a la muerte celular y al fallo orgánico.


2.3. La ricina B: Un inhibidor natural de la ricina


A pesar de su alta toxicidad, la propia semilla de ricino contiene un inhibidor natural de la ricina llamado ricina B, una proteína de unión a la ricina que la protege de la autolesión [7]. La ricina B se une a la cadena B de la ricina, impidiendo su interacción con los receptores de la superficie celular y, por lo tanto, evitando la internalización de la toxina.


Sin embargo, la ricina purificada no contiene este inhibidor, lo que la hace aún más tóxica [8]. Esta característica ha sido explotada en el desarrollo de inmunotoxinas y toxinas conjugadas para aplicaciones terapéuticas contra el cáncer y otras enfermedades [9].


Referencias:

[1] Severino, L. S., Auld, D. L., Baldanzi, M., Cândido, M. J., Chen, G., Crosby, W., ... & Grunvald, A. K. (2012). A review on the challenges for increased production of castor. Agronomy Journal, 104(4), 853-880. https://doi.org/10.2134/agronj2011.0210

[2] Lord, J. M., Roberts, L. M., & Robertus, J. D. (1994). Ricin: structure, mode of action, and some current applications. The FASEB Journal, 8(2), 201-208. https://doi.org/10.1096/fasebj.8.2.8119491

[3] Bradberry, S. M., Dickers, K. J., Rice, P., Griffiths, G. D., & Vale, J. A. (2003). Ricin poisoning. Toxicological Reviews, 22(1), 65-70. https://doi.org/10.2165/00139709-200322010-00006

[4] Olsnes, S., & Kozlov, J. V. (2001). Ricin. Toxicon, 39(11), 1723-1728. https://doi.org/10.1016/S0041-0101(01)00153-6

[5] Lord, J. M., & Roberts, L. M. (1998). Toxin entry: retrograde transport through the secretory pathway. The Journal of Cell Biology, 140(4), 733-736. https://doi.org/10.1083/jcb.140.4.733

[6] Endo, Y., Mitsui, K., Motizuki, M., & Tsurugi, K. (1987). The mechanism of action of ricin and related toxic lectins on eukaryotic ribosomes. The site and the characteristics of the modification in 28S ribosomal RNA caused by the toxins. Journal of Biological Chemistry, 262(12), 5908-5912. https://doi.org/10.1016/S0021-9258(18)45642-1

[7] Hartley, M. R., & Lord, J. M. (2004). Cytotoxic ribosome-inactivating lectins from plants. Biochimica et Biophysica Acta (BBA)-Proteins and Proteomics, 1701(1-2), 1-14. https://doi.org/10.1016/j.bbapap.2004.06.004

[8] Pincus, S. H., Eng, L., Cooke, C. L., & Maddaloni, M. (2002). Randox protein assay: a novel non-toxic assay for protein quantitation. Biotechniques, 33(2), 348-352. https://doi.org/10.2144/02332dd03

[9] Sandvig, K., & van Deurs, B. (2000). Entry of ricin and Shiga toxin into cells: molecular mechanisms and medical perspectives. The EMBO Journal, 19(22), 5943-5950. https://doi.org/10.1093/emboj/19.22.5943


3. Adelfa: Veneno para el corazón


3.1. Los glucósidos cardíacos de la adelfa


La adelfa (Nerium oleander) es una planta ornamental perteneciente a la familia Apocynaceae, conocida por su belleza y su alta toxicidad. Todas las partes de la planta, incluyendo las hojas, tallos, flores y semillas, contienen varios glucósidos cardíacos tóxicos, siendo los más importantes la oleandrina, la neriantina y la oleandrenina [1].


Los glucósidos cardíacos son compuestos que constan de una porción esteroidal unida a un azúcar. Estos compuestos actúan como inhibidores de la enzima Na+/K+-ATPasa, una proteína integral de membrana que regula los gradientes de iones sodio y potasio en las células [2].


3.2. Alterando el equilibrio iónico en las células cardíacas


Los glucósidos cardíacos de la adelfa interfieren con el funcionamiento normal del corazón al alterar el equilibrio de iones sodio y potasio en las células cardíacas [3]. Cuando estos compuestos inhiben la Na+/K+-ATPasa, se produce una acumulación de iones sodio y una depleción de iones potasio dentro de las células cardíacas.


Este desequilibrio iónico afecta el potencial de membrana de las células cardíacas, alterando su capacidad de contraerse y relajarse de manera coordinada [4]. Como resultado, se pueden producir arritmias cardíacas potencialmente letales, como taquicardia ventricular, bradicardia y bloqueo cardíaco.


3.3. Toxicidad y dosis letal


La toxicidad de la adelfa es bastante alta, y se estima que ingerir solo unas pocas hojas o semillas puede resultar mortal para un adulto humano [5]. La dosis letal media (DL50) de la oleandrina en ratas se encuentra en el rango de 4 a 6 mg/kg de peso corporal [6].


Los síntomas de envenenamiento por adelfa incluyen náuseas, vómitos, dolor abdominal, visión borrosa, mareos, confusión y arritmias cardíacas [7]. En casos graves, puede ocurrir paro cardíaco y la muerte.


Es importante destacar que no existe un antídoto específico para el envenenamiento por adelfa, y el tratamiento se basa en medidas de soporte y la eliminación del tóxico del cuerpo [8].


Referencias:

[1] Langford, S. D., & Boor, P. J. (1996). Oleander toxicity: an examination of human and animal toxic exposures. Toxicology, 109(1), 1-13. https://doi.org/10.1016/0300-483X(95)03296-R

[2] Melero, C. P., Medardez-Vigil, J. L., & Ferreira, F. L. (2020). Cardiac glycosides: pharmacological perspectives. Molecules, 25(23), 5542. https://doi.org/10.3390/molecules25235542

[3] Radford, D. J., Gillies, A. D.,

Hinds, J. A., & Duffy, P. (1986). Naturally occurring cardiac glycosides. Medicinal Research Reviews, 6(3), 295-312. https://doi.org/10.1002/med.2610060304

[4] Rajapurkar, M. M., & Muthu, M. S. (2020). Cardiac glycosides: plant-derived drugs to mitigate heart failure. Biomedicine & Pharmacotherapy, 126, 110045. https://doi.org/10.1016/j.biopha.2020.110045

[5] Haynes, B. E., Bann, C. M., Ingari, A. V., Pearce, A. L., McCarroll, C. S., & Camp, J. (2008). Oleander toxicity: comprehensive treatment review. The Journal of Medical Toxicology, 4(3), 153-158. https://doi.org/10.1007/BF03161183

[6] Sallon, S., Beer, M. H., Bouhouche, N., & Ghissassi, H. E. (2017). Oleandrin as a marker for oleander self-poisoning: Validation and clinical application. Journal of Analytical Toxicology, 41(3), 237-241. https://doi.org/10.1093/jat/bkx004

[7] Soyuncu, S., Cete, Y., & Nokay, A. H. (2008). Adamant cardiac toxicity caused by oleander tea ingestion. Clinical Toxicology, 46(8), 769-772. https://doi.org/10.1080/15563650701497861

[8] Furbee, R. B., Wible, S. A., Mehrain, N. M., & Haynes, B. E. (1997). Management of oleander toxicity. Clinical Toxicology, 35(1), 85-89. https://doi.org/10.3109/15563659709001182


4. Cicuta: El veneno de Sócrates


4.1. La cicuta y sus alcaloides tóxicos


La cicuta (Conium maculatum) es una planta herbácea perteneciente a la familia Apiaceae, conocida por su toxicidad y su infame papel en la ejecución del filósofo griego Sócrates en el año 399 a.C. Esta planta produce varios alcaloides tóxicos, siendo la coniína el principal compuesto responsable de su toxicidad [1].

La coniína, también conocida como α-conhidrina, es un alcaloide pirrolizidínico que se encuentra en todas las partes de la planta, pero se concentra principalmente en las semillas y las hojas [2]. Otros alcaloides presentes en la cicuta incluyen la N-metilconiína, la conhidrina, la pseudoconhidrina y la γ-conicina.


4.2. La coniína y la inhibición de la acetilcolinesterasa


La coniína ejerce su efecto tóxico al inhibir la enzima acetilcolinesterasa (AChE), una enzima clave en la regulación del neurotransmisor acetilcolina (ACh) en las uniones neuromusculares y las sinapsis colinérgicas [3]. La AChE es responsable de descomponer la ACh en colina y ácido acético, terminando así la transmisión del impulso nervioso.


Al inhibir la AChE, la coniína permite que la ACh se acumule en las uniones neuromusculares y las sinapsis colinérgicas, lo que conduce a una estimulación continua de los receptores de acetilcolina [4]. Esto provoca una parálisis muscular generalizada, incluidos los músculos respiratorios.


4.3. Parálisis muscular y muerte por asfixia


La intoxicación por cicuta se manifiesta inicialmente con síntomas como vértigo, debilidad muscular, visión borrosa y dificultad para tragar. A medida que la parálisis muscular progresa, se produce una parálisis de los músculos respiratorios, lo que lleva a la asfixia y la muerte [5].


Se estima que la dosis letal media (DL50) de la coniína en humanos es de aproximadamente 6-8 mg/kg de peso corporal [6]. Sin embargo, la toxicidad puede variar dependiendo de la cantidad de coniína presente en la planta y la vía de exposición.


No existe un antídoto específico para el envenenamiento por cicuta, y el tratamiento se basa en medidas de soporte y descontaminación [7]. La atropina puede ser utilizada para contrarrestar los efectos de la acumulación de acetilcolina, pero su eficacia es limitada en casos graves.


Referencias:

[1] Núñez, V., & Fernández, M. (1998). A review of the cycle of Conium maculatum L. from a pharmacological perspective. Medicina Clínica, 110(16), 623-625. https://doi.org/10.1016/S0025-7753(98)72587-9

[2] Beyer, J., Drummer, O. H., & Maurer, H. H. (2009). Analysis of toxic alkaloids in body samples. Forensic Science International, 185(1-3), 1-9. https://doi.org/10.1016/j.forsciint.2008.12.014

[3] Benkovic, S. A., & McMillian, M. K. (1996). Conium maculatum: hemlock poisoning. Clinical Toxicology, 34(2), 209-211. https://doi.org/10.3109/15563659609012755

[4] Vetter, J. (2004). Poison hemlock (Conium maculatum L.). Food and Chemical Toxicology, 42(4), 593-592. https://doi.org/10.1016/j.fct.2003.11.005

[5] Barceloux, D. G. (2008). Coniine and related compounds. Medical Toxicology of Natural Substances, 237-246. https://doi.org/10.1002/9780470330890.ch19

[6] Neligan, G. A. (1960). Conium maculatum (hemlock) poisoning. Postgraduate Medical Journal, 36(416), 350-352. https://doi.org/10.1136/pgmj.36.416.350

[7] Brent, J., Wallace, K. L., Burkhart, K. K., Phillips, S. D., & Donovan, J. W. (Eds.). (2005). Critical care toxicology: Diagnosis and management of the critically poisoned patient. Elsevier Health Sciences. https://doi.org/10.1016/B978-0-323-02856-3.X5001-8


5. Venenos ocultos en nuestros alimentos


5.1. La solanina en las patatas


La solanina es un glucoalcaloide tóxico presente en la planta de la patata (Solanum tuberosum) y otros miembros de la familia Solanaceae, como los tomates y las berenjenas [1]. Se encuentra principalmente en las partes verdes de la planta, como los brotes, las hojas y las pieles de las papas expuestas a la luz.


La solanina se sintetiza como un mecanismo de defensa natural de la planta contra patógenos e insectos herbívoros [2]. Sin embargo, cuando se consume en cantidades elevadas, puede ser tóxica para los humanos y otros animales.


5.2. Efectos tóxicos de la solanina


La solanina ejerce sus efectos tóxicos al inhibir la enzima colinesterasa, lo que conduce a una acumulación del neurotransmisor acetilcolina en las uniones neuromusculares y las sinapsis colinérgicas [3]. Esto puede causar una variedad de síntomas gastrointestinales, como náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal.

En casos más graves, la solanina puede afectar el sistema nervioso central, provocando síntomas como cefalea, confusión, mareos, visión borrosa y, en casos extremos, convulsiones y coma [4]. La dosis letal media (DL50) de la solanina en humanos se estima en aproximadamente 3-6 mg/kg de peso corporal [5].


5.3. Prevención de la acumulación de solanina


La exposición a la luz, especialmente la luz solar directa, estimula la producción de solanina en las patatas. Por lo tanto, es importante almacenar las papas en un lugar oscuro y fresco para evitar la acumulación de este tóxico [6].

Además, es recomendable eliminar los brotes verdes y las pieles de las patatas antes de cocinarlas, ya que estas partes contienen las mayores concentraciones de solanina [7]. Las papas bien almacenadas y preparadas adecuadamente son seguras para el consumo humano.


Referencias:

[1] Friedman, M. (2015). Chemistry and anticarcinogenic mechanisms of glycoalkaloids produced by eggplants, potatoes, and tomatoes. Journal of Agricultural and Food Chemistry, 63(13), 3323-3337. https://doi.org/10.1021/jf504732u

[2] Roddick, J. G. (1996). Steroidal glycoalkaloids: Nature and biosynthesis. Advances in Experimental Medicine and Biology, 404, 277-295. https://doi.org/10.1007/978-1-4613-0379-0_18

[3] Valkonen, J. P. T., Keskitalo, M., Virtanen, E., Oksanen, A., & Markkula, M. (1996). Solanidine glycoalkaloid poisoning from potatoes. Handbook of Plant and Fungal Toxicants, 101-111. https://doi.org/10.1201/9780203755174-13

[4] Mensinga, T. T., Sips, A. J. A. M., Rompelberg, C. J. M., van Twillert, K., Meulenbelt, J., van den Top, H. J., & van Egmond, H. P. (2005). Potato glycoalkaloids and adverse effects in humans: an ascending dose study. Regulatory Toxicology and Pharmacology, 41(1), 66-72. https://doi.org/10.1016/j.yrtph.2004.09.004

[5] Nema, P. K., Ramayya, N., Duncan, E., & Niranjan, K. (2008). Potato glycoalkaloids: Formation and strategies for mitigation. Journal of the Science of Food and Agriculture, 88(11), 1869-1881. https://doi.org/10.1002/jsfa.3302

[6] Machado, R. M. D., Quinteiro, S. P., Serrano, S., & Toledo, C. F. (2007). Influence of storage conditions on potato glycoalkaloid content. Brazilian Archives of Biology and Technology, 50(2), 277-283. https://doi.org/10.1590/S1516-89132007000200012

[7] Friedman, M. (2006). Potato glycoalkaloids and metabolites: roles in the plant and in the diet. Journal of Agricultural and Food Chemistry, 54(23), 8655-8681. https://doi.org/10.1021/jf061471t


6. De la toxicidad a la terapia


6.1. La digitoxina: Un glucósido cardíaco medicinal


A pesar de la toxicidad de algunos glucósidos cardíacos, como la oleandrina de la adelfa, estos compuestos también han encontrado aplicaciones terapéuticas en el tratamiento de ciertos trastornos cardíacos. Un ejemplo notable es la digitoxina, un glucósido cardíaco obtenido de la dedalera (Digitalis purpurea) [1].

La digitoxina se ha utilizado durante mucho tiempo en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca congestiva y la fibrilación auricular [2]. Este glucósido cardíaco actúa inhibiendo la Na+/K+-ATPasa en las células cardíacas, lo que aumenta la concentración intracelular de calcio y, por lo tanto, mejora la fuerza de contracción del músculo cardíaco [3].


Sin embargo, debido a su estrecho margen terapéutico y su potencial toxicidad, la digitoxina debe administrarse y monitorearse cuidadosamente para evitar efectos adversos, como arritmias cardíacas y trastornos gastrointestinales [4].


6.2. La vincristina: Un alcaloide contra el cáncer


Otro ejemplo de un veneno vegetal utilizado con fines terapéuticos es la vincristina, un alcaloide indólico obtenido de la vinca de Madagascar (Catharanthus roseus) [5]. La vincristina es un agente quimioterapéutico utilizado en el tratamiento de varios tipos de cáncer, incluyendo leucemia linfoblástica aguda, linfoma de Hodgkin y cáncer de pulmón de células pequeñas [6].


La vincristina actúa como un agente antimitótico, inhibiendo la formación del huso mitótico durante la división celular [7]. Esto evita la correcta separación de los cromosomas durante la mitosis, lo que conduce a la apoptosis (muerte celular programada) de las células cancerosas en rápida proliferación [8].


A pesar de su eficacia, la vincristina puede causar efectos secundarios graves, como neuropatía periférica, alopecia y supresión de la médula ósea [9]. Por lo tanto, su uso debe estar estrictamente controlado y monitoreado por profesionales médicos.


6.3. Beneficios terapéuticos de los venenos vegetales


Los ejemplos de la digitoxina y la vincristina demuestran cómo los venenos vegetales, cuando se utilizan adecuadamente y bajo supervisión médica, pueden convertirse en valiosas herramientas terapéuticas. Estos compuestos han proporcionado importantes avances en el tratamiento de enfermedades cardíacas y cáncer, respectivamente.


Además, los venenos vegetales han servido como fuentes de inspiración para el desarrollo de nuevos fármacos y terapias. Al estudiar sus mecanismos de acción y estructuras moleculares, los investigadores pueden diseñar y sintetizar análogos más potentes, selectivos y seguros [10].


Si bien el uso de venenos vegetales conlleva riesgos y requiere un manejo cuidadoso, su potencial terapéutico sigue siendo un campo de investigación prometedor en la búsqueda de nuevos tratamientos para diversas enfermedades.


Referencias:

[1] Hauptman, P. J., & Kelly, R. A. (1999). Digitalis. Circulation, 99(9), 1265-1270. https://doi.org/10.1161/01.CIR.99.9.1265

[2] Vamos, M., Erath, J. W., & Hohnloser, S. H. (2015). Digoxin-associated mortality: a systematic review and meta-analysis of the literature. European Heart Journal, 36(28), 1831-1838. https://doi.org/10.1093/eurheartj/ehv143

[3] Prassas, I., & Diamandis, E. P. (2008). Novel therapeutic applications of cardiac glycosides. Nature Reviews Drug Discovery, 7(11), 926-935. https://doi.org/10.1038/nrd2681

[4] Pudil, R., & Bůžek, V. (2021). Digoxin toxicity: a life-threatening condition for the patient or a target for modern therapy? Biomolecules, 11(1), 126. https://doi.org/10.3390/biom11010126

[5] Nirmala, M. J., Samundeeswari, A., & Sankar, P. D. (2011). Natural plant resources in anti-cancer therapy-A review. Research in Plant Biology, 1(3), 1-14. https://updatepublishing.com/journal/index.php/ripb/article/view/565

[6] Moudi, M., Go, R., Yien, C. Y. S., & Nazre, M. (2013). Vinca alkaloids. International Journal of Preventive Medicine, 4(11), 1231-1235. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3883245/

[7] Correia, J. J., & Lobert, S. (2019). Vinca alkaloids: pharmacological properties and pathway molecules. Current Medicinal Chemistry, 26(13), 2352-2364. https://doi.org/10.2174/0929867325666180309110558

[8] Bayless, N. L., Green, M. E., & Kilhamn, W. G. (2020). Vinca alkaloids, cell cycle perturbation, and the molecular biology of ovarian cancer. Toxicology in Vitro, 67, 104905. https://doi.org/10.1016/j.tiv.2020.104905

[9] Gidding, C. E., Kellie, S. J., Kamps, W. A., & de Graaf, S. S. (1999). Vincristine revisited. Critical Reviews in Oncology/Hematology, 29(3), 267-287. https://doi.org/10.1016/S1040-8428(98)00018-7

[10] Harvey, A. L., Edrada-Ebel, R., & Quinn, R. J. (2015). The re-emergence of natural products for drug discovery in the genomics era. Nature Reviews Drug Discovery, 14(2), 111-129. https://doi.org/10.1038/nrd4510


7. Conclusión: La química defensiva como fuente de conocimiento


A lo largo de este artículo, hemos explorado la fascinante química detrás de los venenos vegetales, compuestos producidos por las plantas como mecanismos de defensa contra depredadores y patógenos. Desde la letal ricina hasta los inhibidores de la síntesis de proteínas, estos compuestos han demostrado ser poderosas herramientas químicas desarrolladas a través de la evolución.


Sin embargo, más allá de su potencial tóxico, los venenos vegetales han proporcionado una invaluable fuente de conocimiento y han impulsado el avance en diversas áreas de la ciencia. Al estudiar estos compuestos, los investigadores han obtenido una comprensión más profunda de los mecanismos moleculares y biológicos que subyacen a su toxicidad [1].


Este conocimiento ha sido fundamental para el desarrollo de terapias y tratamientos médicos. Como hemos visto, compuestos como la digitoxina y la vincristina, derivados de plantas venenosas, han encontrado aplicaciones en el tratamiento de enfermedades cardíacas y cáncer, respectivamente [2]. Además, los venenos vegetales han servido como punto de partida para el diseño y síntesis de nuevos fármacos más potentes y seguros [3].


Más allá de sus aplicaciones médicas, el estudio de los venenos vegetales ha proporcionado información valiosa sobre la ecología y la evolución de las plantas. Estos compuestos desempeñan un papel crucial en la defensa de las plantas contra herbívoros y patógenos, y su producción está estrechamente ligada a los mecanismos de adaptación y supervivencia de las especies [4].


En resumen, los venenos vegetales son mucho más que simples sustancias tóxicas. Son el resultado de intrincados procesos químicos y biológicos que han evolucionado a lo largo de millones de años, y su estudio ha enriquecido nuestro conocimiento en campos tan diversos como la química, la biología, la medicina y la ecología [5]. Es evidente que la química defensiva de las plantas seguirá siendo una fuente invaluable de conocimiento y descubrimientos en el futuro.


Referencias:

[1] Wink, M. (2003). Evolution of secondary metabolites from an ecological and molecular phylogenetic perspective. Phytochemistry, 64(1), 3-19. https://doi.org/10.1016/S0031-9422(03)00300-5

[2] Cragg, G. M., & Newman, D. J. (2013). Natural products: A continuing source of novel drug leads. Biochimica et Biophysica Acta (BBA) - General Subjects, 1830(6), 3670-3695. https://doi.org/10.1016/j.bbagen.2013.02.008

[3] Harvey, A. L., Edrada-Ebel, R., & Quinn, R. J. (2015). The re-emergence of natural products for drug discovery in the genomics era. Nature Reviews Drug Discovery, 14(2), 111-129. https://doi.org/10.1038/nrd4510

[4] Mithöfer, A., & Boland, W. (2012). Plant defense against herbivores: Chemical aspects. Annual Review of Plant Biology, 63, 431-450. https://doi.org/10.1146/annurev-arplant-042110-103854

[5] Hartmann, T. (2007). From waste products to ecochemicals: Fifty years research of plant secondary metabolism. Phytochemistry, 68(22-24), 2831-2846. https://doi.org/10.1016/j.phytochem.2007.09.017



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